Ayer tuve la gran suerte de ser invitado a una carrera que, la verdad, creo
que dará mucho que hablar.
Para empezar, dejarme que os ponga en situación: Castelldefels. Parque
natural del Garraf. Temperatura agradable. Dos amigos y yo. De espaladas uno
parece Krupicka (Marc), el otro una especie de Jornet a la barcelonesa (Edu).
Denominador común? Cachondeo, risas y mucha, muuuuucha calma.
El tema se empezaba a poner todo lo serio que se podia. Rampa de salida,
rocky de fondo, y ¡PAM! A correr. Vueltecilla para calentar las piernas, paso
por donde estaban todas las familias y enfilada hacia la Morella, punto más
alto de carrera.
Las sensaciones que tenía de subida eran inmejorables. Piernas sueltas,
respiración relajada, presión cero.
Rápidamente Marc hace uso de sus
gadjeto-patas y literalmente se pira del panorama. Edu se rezaga un pelo pero
sé que si me giro a mirarle o me pega una colleja o me pego un traspiés con las
rocas que había por allí.
Voy a mi bola, pienso en muchas cosas que han de pasar estos días, me lo
tomo no como una carrera sino como una especie de entrenamiento rápido con
amigos (si, casi 160 lo sé) así que disfrutar se convierte en mi estrategia,
como siempre.
Hasta el primer habituallamiento la verdad es que genial, adelantando a
bastantes. La naranja a modo de dopping que me da una amable chica me da alas y
enfilo la subidilla hasta el punto culminante de la carrera.
Dicen que la cima
es lo mínimo de tierra y lo máximo de cielo pero si le pones un ritmo gaitero y
el comentario del de atrás “joder, que rápidos somos, ya estamos en Galicia” la
verdad es que lo hace todo bastante más épico/divertido/auténtico… Quédate con
el adjetivo que quieras.
Pero bueno, como todo lo que sube baja, tocaba tirarse monte abajo y claro,
ya me conocéis. Ahí bajé el ritmo drásticamente. Admiro a los que os tiráis
cuál Kilian monte abajo pero a uno le queda mucha montaña por delante este
verano y un esguince ahora pues como que no, la verdad.
Al cabo de un rato, sobre una senda más bien llana oigo un “Aker!!”. Sí, es él, Edu me ha dado alcance.
Aquí empieza lo que andaba yo buscando: Trail,
amigos, vistas y cachondeo general. Vamos poniéndonos al día mientras oscurece.
Llevo mi forntal en la mano y en un momento dado la enciendo a modo de test de
visión. El tema mejora drásticamente así que paramos un instante y nos ponemos
las frontales. Edu con su modo antorcha y yo con mi modo vela vamos descontando
kilómentros, difrutando de los corredores terrosos que nos ofrece la prueba,
sintiéndonos como dos animalitos.
Llegamos al segundo avituallamiento. “justo a
tiempo” pienso. La verdad es que llevaba el Flask de mi Slab Hydra de Salomon
vacío hacia unos 6 km y me apetecia refrescar un poco. Rellenada de tanque y a
por el último ataque!!! Nos lanzamos con Edu, luego pagaré un poco esa pasada
de motivación pero de sensaciones se vive y eso ya no me lo quita nadie!
Últimos kilómetros, empiezo a sentirme cansado, no he dosificado demasiado
bien este último tercio de carrera y las últimas cuestas no las llevaba en
mente. Edu me recuerda que “Todo está en el coco” y tiramos, como dos
animalitos monte arriba y monte abajo hasta que enfilamos el final: apretada de
ambos, cruce de meta, abrazo, grito y lo mejor, una experiencia que no se
olvidará.
Gracias AuRun por la oportunidad de vivir estos 20km. tras 9 meses sin competir. Carreras
ahora hay muchas, pero conscientes de la dificultad que supone organizar esto
os doy más que un 10 por esforzaros/saber congeniar familia (habían inflables
para que los niños jugasen mientras corríamos!!!) deporte y buen rollo.
Corredores hay muchos, atletas otros tantos pero lo de ayer fue una prueba
de Trail de verdad. Donde lo último es el crono, las marcas o lo que sea.
Porque lo primero, siempre, es disfrutar. Y ayer, conmigo, lo
conseguistéis!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario